El segundo jueves del Festival ha dado el pistoletazo de salida Call of Water, la segunda película de Elise Otzenberger que forma parte de la Sección Oficial Fantàstic a Competició de este año. Este dramático relato sobre un niño extrañamente obsesionado con el agua ha cortejado al Auditori con su realismo mágico. Justo después ese mismo espacio ha acogido la proyección de Planet B, el regreso a nuestras pantallas de la habitual del Festival, Adèle Exarchopoulos. La cineasta francesa Aude Léa Rapin, quien debutó con Los héroes nunca mueren, se ha traído bajo el brazo este sci-fi medioambiental con activistas, desapariciones y un planeta extraño que cuenta también con la presencia de las actrices emergentes Souheila Yacoub y Eliane Umuhire.
También están a competición los dos largometrajes nacionales que han marcado la jornada de hoy, muestra del buen estado del cine de género patrio en la actualidad. Por primera vez, Luna aterriza en la Tierra —más concretamente en Sitges—. La nueva película de Alfonso Cortés-Cavanillas, responsable de películas como Sordo, Ego y Lobo, sigue su romance con los títulos de una sola palabra con este sideral viaje lunar con aires de Gravity. Marian Álvarez, Greta Fernández, Asier Etxeandía y Roberto Álamo protagonizan este involuntario aislamiento espacial que ha sido presentado hoy en rueda de prensa. El director de la película presenta un relato sci-fi sobre la progresiva desaparición del contacto y el afecto: “con un traje espacial puesto uno no se puede abrazar o besar”. Sobre rodar una odisea lunar dentro de la industria del cine español, ha explicado que, para él, la carrera espacial “se ha convertido en una carrera de egos; ya no hay humanidad”. Siempre esperanzador, Cortés-Cavanillas sueña con que “esta película abra un camino para que se empiece a producir ciencia ficción de forma independiente”.
El segundo lienzo del díptico nacional de hoy lo ocupa Una ballena de Pablo Hernando, codirector de las joyas del cine low-cost Berserker y Esa sensación. En esta ocasión, el cineasta de Vitoria se lanza a tejer un sugerente híbrido de lluvioso cine negro y horror cósmico con Ingrid García-Jonsson interpretando a una asesina en serie conectada con un universo de monstruos. Antes de su aplaudida proyección en el Auditori, el equipo de esta muestra de Otro Cine Español ha declarado ante la prensa. El director nos cuenta sobre cómo el cine de género aterriza en su relato: “no sentía estar mezclando géneros de forma consciente, siempre he tenido la sensación de que la figura del asesino en serie y el fantástico conviven por su propia naturaleza”. Ramon Barea ha alabado el trabajo de Hernando en la dirección: “nunca nos hablaba de otras obras preexistente, siempre trabaja desde la realidad inmediata”. Por su lado, la productora Leire Apellaniz asegura que “siempre intentamos producir aquellas historias que no hemos escuchado antes, pero al sistema eso le parece incomprensible”. Sobre su preparación para la película, Ingrid García-Jonsson ha explicado su atípica metodología: “Vi muchos videos de ballenas hasta que me di cuenta de que eran demasiado inexpresivas, entonces me pasé a los videos de pulpos”. Cierra la rueda el director con una reflexión sobre lo brillante de montar y lo solitario de escribir: “el cine es mucho más plástico que intelecto”.
Durante el transcurso de la gala Méliès en el Auditori ha ocurrido uno de los instantes más esperados del jueves, pues de ha otorgado el Premio Méliès Career al cineasta francés Christophe Gans, quien ha recogido el galardón acompañado de una calurosa ovación del público del Festival. Este homenaje celebra la trayectoria del director, responsable de títulos como El pacto de los lobos, la adaptación al cine de Silent Hill, el remake de La bella y la bestia protagonizada por Léa Seydoux y Vincent Cassel o su colaborativa El libro de los muertos junto a Brian Yuzna y Shusuke Kaneko.
De premios va la cosa, porque esta noche también se ha entregado el Gran Premio Honorífico de esta edición al mítico actor Geoffrey Rush. Mejor conocido como el capitán Barbossa en la saga Piratas del Caribe, el ganador de un Oscar al Mejor Actor por Shine y dos BAFTAs al Mejor Actor Secundario por El discurso del rey y Elizabeth: La edad de oro ha recibido hoy el galardón como tributo a su extensa carrera. Geoffrey Rush ha aprovechado su visita el Festival para presentarnos su último proyecto, The Rule of Jenny Pen. Dirigida por James Ashcroft, este duelo geriátrico, que cuenta con la presencia de John Lithgow, ha sometido al Auditori a una ola de violencia añeja.
En rueda de prensa, el actor australiano ha comentado su metodología a la hora de decidir qué proyectos escoge y cuáles no: “El instinto es lo que me lleva a enamorarme de los guiones, nunca había interpretado a un personaje como este”. El director James Ashcroft defiende lo terrorífico de la violencia generacional: “Queríamos representar un tipo de violencia atípica, una más cercana a la que experimentamos en la infancia; puede que no haya una violencia más terrorífica que esa”. Sobre su buena relación fuera de la pantalla y su mala relación dentro de ella con su compañero de filme, Rush afirma que “Lithgow es uno de esos actores que sabe cómo enamorar a la cámara, pero le advertí de que iba a asegurarme de que esto no fuera a pasar en esta película”. Sobre cómo la edad ha influido en su carrera y cómo The Rule of Jenny Pen dialoga con este conflicto, Rush bromea: “podría llegar a especializarme en el género de las películas de sillas de ruedas”.
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